Buenos día!! quería dejaros un articulo bastante interesante que leí hace poco para que veáis los beneficios de la actividad física y el deporte en el organismo.
Ya que en esta asignatura que es la educación física, todo avanza tan rápido y constantemente se hacen investigaciones científicas, me parecía importante hacer una referencia a esta línea dentro de la educación.
Espero que disfrutéis tanto como yo de esta lectura. ☺
Juan Antonio Moreno1
(Universidad de Murcia, España),
Eduardo Cervelló (Universidad Miguel Hernández de Elche, España) y
Remedios Moreno (Universidad de Murcia, España)
(Recibido 16 de mayo 2006 / Received May 16, 2006)
(Aceptado 5 de marzo 2007 / Accepted March 5, 2007)
Diversos estudios reflejan los beneficiosos efectos que proporciona la práctica del
ejercicio físico-deportivo en el ámbito físico, fisiológico y, muy especialmente, en el
psicológico (Alfermann y Stoll, 2000; Fox, 2000b). En este sentido, existen estudios
que muestran que los resultados referidos a la salud mental son favorables para la
autoestima, creando un efecto positivo en el bienestar del individuo practicante y asociando
estados depresivos y quejas de salud para los sedentarios (Fox, 1997, 2000a;
Sonstroem y Morgan, 1989; Sonstroem y Potts, 1996). No obstante, y a pesar de estos
beneficios, existe un predominio de los sedentarios frente a los físicamente activos
(García Ferrando, 2005; US Departament of Health and Human Services, 1996). En la
sociedad occidental se cultiva mucho el cuerpo y la imagen corporal considerándolos
como un arma muy importante a la hora de presentarnos a los demás. Además, existe
una relación directa entre el aumento de la competencia percibida y la aceptación
personal, favoreciendo el desarrollo de la autoestima (Fox, 2000b). Ambos aspectos, el
cuerpo y la apariencia, también se reflejan como el predictor más influyente en la
autoestima (Fox, 1997; Harter, 1993).
Los efectos positivos en la autoestima y el autoconcepto físico también se deben
a la duración (Leith, 1994) y frecuencia de la práctica físico-deportiva (Bruya, 1977;
McGowan, Jarman y Pedersen, 1974), ya que cuanto mayor es la frecuencia de la
práctica de actividad física, mejor es la salud mental del individuo, disminuyendo por
tanto su grado de depresión (Kull, 2002). Basado en el modelo del auto-concepto
multidimensional de Shavelson, Hubner y Stanton (1976), Fox y Corbin (1989) desarrollaron
el Perfil de Auto-percepción Físico (Physical Self-Perception Profile, PSPP)
dividiendo el auto-concepto físico en cuatro subdominios (competencia percibida, fuerza
física, condicionamiento físico y atractivo, apariencia o imagen corporal) junto con
un quinto y más general (autoestima). La percepción de condición física se ha manifestado
como el predictor más fuerte en la conducta del ejercicio físico (Fox y Corbin,
1989; Sonstroem, Speliotis y Fava, 1992), atribuyendo aspectos diferentes al ego o
aspecto físico y destacando la importancia de la competencia percibida. También se ha
MORENO et al. Práctica físico-deportiva, género y autoconcepto físico 173
Int J Clin Health Psychol, Vol. 8, Nº 1
resaltado como un factor que afecta a la conducta del ejercicio y a la auto-evaluación
física del individuo (Harter, 1986).
Numerosos estudios demuestran que las mujeres tienen mayor preocupación por su
cuerpo y su imagen (Bane y McAuley, 1998), mostrando que éstas son más críticas con
sus cuerpos y están más involucradas en la apariencia física que los hombres (Heunemann,
Shapiro, Hampton y Mitchell, 1966; Loland, 1998). Encontramos otras diferencias en
el género constatando menores puntuaciones en todos los subdominios del PSPP comparando
las mujeres con los hombres (Fox y Corbin, 1989; Hayes, Crocker y Kowalski,
1999). Ellas también parecen asociar más el atractivo corporal con el conjunto del
Physical Self-concept Questionnaire (PSQ), mientras que los hombres se basan más en
el deporte y aspectos de fuerza física en relación con el ego personal (Asçi, Asçi y
Zorba, 1999; Hayes et al., 1999).
De forma general, las personas sufren cambios físicos que afectan al cuerpo en
ambos géneros y, por consiguiente, al proceso de construcción de su identidad personal
y social. Como afirma Lirgg (1993), esto explicaría que la inclusión de alumnos de
diferente sexo dentro del grupo-clase, cuando estos cambios se producen y son fácilmente
observables por el género contrario, crearía una situación poco confortable que
cambia a medida que los escolares consolidan su adolescencia. En este sentido, el
proceso de formación del autoconcepto físico estaría sujeto a los relevantes cambios
que los escolares presentan a lo largo de este periodo de edad. No obstante, como Fox
(1988) argumenta, es difícil demostrar como afectan a la autoestima los distintos estadios
de desarrollo en el niño. Algunos estudios en adolescentes jóvenes atribuyen la
falta de correlación entre los diferentes dominios del autoconcepto físico a una autoestima
poco diferenciada que se va incrementando a lo largo de la adolescencia (Alsaker y
Olweus, 1992; Harter, 1999; Marsh y O´Niell, 1984).
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